El 11 de setiembre de 1888 fallecía en Asunción, Paraguay, Domingo Faustino Sarmiento, personalidad política, literaria e intelectual que mantuvo entre sus principales preocupaciones una idea de educación pública que resultara para la época la vía de conducción del Estado argentino hacia el progreso y al culto de la civilización. Con una actividad incesante en todo lo referido a educación pública —fundación de escuelas, confección de programas y difusión de avances científicos—, Sarmiento se posicionó como unos de los precursores de la escuela moderna en Argentina.
En 1943, la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, celebrada en Panamá, resolvió decretar el 11 de setiembre como Día del Maestro para todo el continente americano en honor al fallecimiento de Sarmiento, pero también en reconocimiento a la importancia que implica el trabajo y disposición de todos los maestros que día a día realizan su trabajo en las escuelas.
En este día recordamos también a tantas maestras reconocidas como Juana Manso, Sara Chamberlain, Rosario Vera Peñaloza, Olga Cossettini, Emilia Ferreiro y tantos y tantas docentes más o menos reconocidos:
Como recuerdo a mi maestra de cuarto grado, gracias a la cual aprendí las reglas ortográficas o aquel maestro o aquella maestra que te enseñaron a atarte los cordones de las zapatillas, a pintar con témperas, a sumar y restar, a escribir las primeras palabras. A esa maestra o ese maestro al que recordás por lo que te leyó, por la música que te hizo escuchar, porque te enseñó a saludar en otro idioma o a jugar al vóley. A aquel o aquella que estuvo esa vez que necesitabas aliento o apoyo y del que seguro no se te olvida el nombre, aunque no aparezca en ninguna enciclopedia.
Hoy les dedicamos un agradecimiento especial a todos los maestros y las maestras que realizan su labor comprometida, profesional y amorosa cada día.
¡ Feliz Día!!!!